Cuidado de las uñas: consejos para mantenerlas fuertes y saludables

Las uñas cumplen una función protectora y estética, pero también pueden reflejar el estado de salud general.

Requieren cuidados específicos para lucir fuertes, brillantes y sin imperfecciones

Cuidado de las uñas

Se recomienda:

  • Higiene diaria: Mantener las uñas limpias y secas reduce el riesgo de infecciones por hongos y bacterias. Lávelas con agua y jabón, y séquelas bien, especialmente después del contacto con humedad prolongada.
  • Corte adecuado: Se recomienda cortar las uñas rectas (especialmente las de los pies) y no demasiado cortas para evitar que se encarnen. Puede usar una lima para suavizar los bordes y evitar que se quiebren.
  • Evitar agresiones locales: No se deben usar las uñas para abrir objetos o raspar superficies, ya que estos traumatismos pueden dañarlas.
  • Evitar el uso frecuente/continuado de esmaltes permanentes/semipermanentes*, pues pueden ser origen de problemas y alteraciones en las uñas.
  • Evitar calzado mal ajustado (sobre todo muy estrecho, que produzca que los dedos se “apelmacen” o las uñas reciban roces/“microtraumatismos” continuados**. De no hacerlo, pueden surgir múltiples problemas.
  • Protección: Si se usan productos de limpieza o se realizan actividades en contacto frecuente con agua, es recomendable usar guantes.
  • Los esmaltes, con moderación: Es aconsejable dejar períodos de descanso entre aplicaciones de esmalte para evitar que las uñas se resequen.
  • Alimentación saludable: La alimentación dermosaludable es la alimentación saludable. Una dieta equilibrada contribuye a la salud de las uñas.
  • Atención a cambios: Si las uñas presentan cambios de color, engrosamiento, estrías o desprendimiento sin causa aparente, puede ser señal de problemas como infecciones o enfermedades sistémicas. En estos casos, es recomendable consultar con su médico.

¿Qué alteraciones en las uñas hacen recomendable consultar con un médico?

Es importante consultar con su médico si se presentan cambios en las uñas que puedan indicar una alteración en su salud o en el estado general del organismo. Algunos signos y síntomas que requieren atención son:

  • Cambios de color: Cambios de color a amarillo, marrón, verde, negro… o aparición de manchas oscuras sin una causa aparente. Pueden indicar infecciones fúngicas, hematomas subungueales o, aunque menos frecuentemente, cáncer de piel.
  • Engrosamiento o deformidad: Uñas que se vuelven gruesas, frágiles, rugosas o con surcos marcados pueden ser consecuencia de infecciones, psoriasis, liquen plano u otros problemas dermatológicos.
  • Separación de la uña del lecho ungueal: Si la uña comienza a despegarse sin haber sufrido un traumatismo evidente, puede deberse a infecciones por hongos, psoriasis, enfermedades tiroideas o déficit nutricional.
  • Dolor, inflamación o enrojecimiento alrededor de la uña: Puede ser un signo de infección (paroniquia) que, si no se trata, puede complicarse y requerir antibióticos o drenaje.
  • Líneas o estrías anormales: Las líneas oscuras que atraviesan la uña (melanoniquia longitudinal) o líneas blanquecinas que afectan varias uñas pueden estar relacionadas con enfermedades sistémicas o deficiencias nutricionales.
  • Uñas quebradizas o que se fragmentan fácilmente: Aunque pueden deberse a deshidratación o exposición a irritantes locales, también pueden estar relacionadas con problemas de tiroides o déficit de vitaminas.
  • Cambios repentinos en la apariencia de las uñas: Si las uñas muestran alteraciones notorias sin una causa clara, como traumatismos previos, es recomendable evaluar si existe un problema subyacente.

Ante cualquiera de estos signos, es conveniente una evaluación médica para determinar si hay una patología subyacente y establecer el tratamiento adecuado.

Problemas de los esmaltes permanentes y semipermanentes

El uso frecuente de esmaltes permanentes y semipermanentes puede generar problemas para la salud de las uñas y la piel circundante. A continuación, se detallan sus principales inconvenientes:

  1. Debilitamiento y adelgazamiento de la uña: El proceso de aplicación y retirada de estos esmaltes implica el uso de productos químicos, como acetona y limado, que con el tiempo puede hacer que la uña se vuelva más delgada, frágil y propensa a quebrarse o descamarse.
  2. Riesgo de infecciones por hongos o bacterias: Cuando la uña se debilita, es más fácil que se produzcan fisuras o desprendimientos, lo que puede permitir la entrada de microorganismos. Además, si el esmalte se mantiene demasiado tiempo sin cambios, la maceración local puede favorecer el crecimiento de hongos.
  3. Reacciones alérgicas y dermatitis de contacto: Algunos componentes de los esmaltes permanentes, como el acrilato y el metacrilato, pueden causar reacciones alérgicas en la piel de alrededor de las uñas. Ello puede generar enrojecimiento, picor, inflamación o incluso eccema. Este riesgo es mayor en personas con piel sensible o antecedentes de alergias.
  4. Debilitamiento de la matriz ungueal: El uso constante de productos agresivos para retirar el esmalte puede afectar la matriz de la uña, que es la zona donde se genera su crecimiento. Esto puede provocar un crecimiento irregular, aparición de surcos o deformidades en las uñas.
  5. Pérdida de brillo y elasticidad: La exposición prolongada a los químicos de los esmaltes semipermanentes puede hacer que la uña pierda su brillo natural y se vuelva opaca y quebradiza. En algunos casos, las uñas pueden volverse más rígidas y menos flexibles, lo que facilita que se rompan.
  6. Daño por la exposición a lámparas UV/LED: Para secar los esmaltes permanentes, se utilizan lámparas de luz ultravioleta o LED. La exposición repetida a estas luces puede acelerar el envejecimiento de la piel de las manos, causar manchas y aumentar el riesgo de daño celular en la piel, con la posibilidad de favorecer el desarrollo lesiones precancerosas a largo plazo.
  7. Desprendimiento de la uña (onicólisis): El uso continuo de esmaltes permanentes puede favorecer el desprendimiento de la uña de su lecho (onicólisis), lo que puede ser doloroso y dar lugar a infecciones secundarias.
  8. Dificultad en la detección de problemas en la uña: El esmalte permanente oculta la uña durante semanas, lo que puede retrasar la detección de problemas como infecciones, hematomas subungueales o cambios de color.

El uso moderado de esmaltes permanentes y semipermanentes puede ser seguro, pero su aplicación frecuente sin descanso puede generar múltiples problemas que afectan la salud y apariencia de las uñas.

Importancia del calzado adecuadamente ajustadopara la salud de las uñas

El uso de un calzado adecuado no solo protege los pies, sino que también es esencial para la salud de las uñas. Un calzado mal ajustado, ya sea demasiado estrecho, pequeño o grande, puede causar múltiples problemas en las uñas de los pies, afectando su crecimiento y favoreciendo la aparición de patologías.

  1. Prevención de las uñas encarnadas (onicocriptosis): Los zapatos que ejercen presión excesiva sobre los dedos, especialmente los de punta estrecha o de talla inadecuada, pueden hacer que la uña se clave en la piel, provocando inflamación, dolor e infecciones. Esto es común en quienes usan calzado ajustado con frecuencia, como zapatos de tacón alto o deportivos inadecuados.
  2. Evita traumatismos repetitivos (microtraumatismos): Cuando el calzado es demasiado ajustado o pequeño, los dedos de los pies chocan repetidamente contra la parte delantera del zapato. Estos microtraumatismos repetidos pueden provocar hematomas subungueales, engrosamiento de la uña o su desprendimiento parcial (onicólisis).
  3. Reducción del riesgo de deformidades ungueales: La presión constante sobre las uñas puede alterar su crecimiento normal, provocando curvaturas anómalas, engrosamientos u otros cambios problemáticos en su forma.
  4. Protección contra infecciones por hongos y bacterias: El calzado demasiado ajustado impide una adecuada ventilación, creando un ambiente cálido y húmedo propicio para el crecimiento de hongos (onicomicosis) y bacterias. Además, la presión constante puede generar pequeñas fisuras en la piel y en la uña, facilitando la entrada de microorganismos.
  5. Prevención de la hiperqueratosis subungueal: El roce y la presión excesiva pueden causar un engrosamiento anormal de la uña y la acumulación de queratina debajo de ella. Esto puede dar lugar a uñas gruesas, difíciles de cortar y con mayor riesgo de fractura.
  6. Mejora de la circulación sanguínea: Un calzado demasiado apretado puede dificultar la circulación en los pies, lo que a su vez puede afectar la irrigación y el aporte de nutrientes a la uña, haciéndola más débil y quebradiza.
  7. Evita el desplazamiento de los pies (zapatos mal ajustados): El uso de calzado muy grande o suelto puede hacer que el pie se desplace dentro del zapato, generando fricción y presión anómala sobre la uña. Esto puede provocar su desprendimiento parcial o total con el tiempo.

 

Recomendaciones para elegir un calzado adecuado:

  • Optar por zapatos que permitan el movimiento libre de los dedos sin apretar.
  • Elegir calzado con una horma ajustada a cada pie e idealmente de puntera ancha, especialmente si se tienen uñas gruesas o tendencia a uñas encarnadas.
  • Asegurar que haya un espacio de al menos medio centímetro entre los dedos y la punta del zapato.
  • Preferir materiales transpirables para evitar el exceso de humedad.
  • Para deportes o largas caminatas, elegir calzado adecuado con amortiguación y sujeción óptima.

Un calzado bien ajustado no solo mejora la comodidad y previene molestias, sino que también es clave para mantener las uñas sanas, evitando alteraciones que pueden derivar en problemas dolorosos y difíciles de tratar.

Mitos sobre el cuidado de las uñas

A continuación, se desmienten algunos de los mitos más comunes:

  • «Cortar las cutículas es bueno para la salud de las uñas.»
    FALSO. Las cutículas protegen la piel que rodea las uñas de infecciones.
  • «Los esmaltes permanentes y semipermanentes no tienen ningún problema.»
    FALSO. Debería evitarse el uso continuado y frecuente de esmaltes permanentes/semipermanentes, pues pueden producir diversos problemas (detallados más arriba).
  • «Las uñas necesitan respirar.»
    FALSO. Las uñas están formadas por queratina, un tejido muerto, por lo que no necesitan oxígeno externo. Sin embargo, un uso excesivo de esmaltes y productos químicos puede debilitarlas y producir problemas, por lo que es conveniente dejarlas sin pintar durante algunos períodos.
  • «Las manchas blancas en las uñas indican falta de calcio.»
    FALSO. Las manchas blancas (leuconiquia) suelen deberse a pequeños traumatismos en la matriz ungueal. Si se hacen más grandes o evolucionan de manera atípica, no dude en consultar con su médico para descartar otras causas.
  • «Morderse las uñas solo es un mal hábito sin consecuencias.»
    FALSO. El hábito de morderse las uñas, llamado onicofagia, puede debilitar las uñas, provocar infecciones y favorecer la entrada de bacterias. También puede dañar la estructura de la uña y afectar su crecimiento.

Conclusión

El cuidado de las uñas no es solo una cuestión estética, sino también de salud. Incorporar una rutina adecuada y mantener una alimentación equilibrada ayudará a que tus uñas luzcan fuertes, saludables y con un aspecto impecable. ¡Dedica unos minutos al día y marca la diferencia! 💅✨